No pensé, hará unos pocos días, cuando estalló en los medios una de tantas polémicas sin mucho contenido práctico o trascendente, el que me iba a servir de ejemplo, y no de cualquier ejemplo, para reflexionar sobre algo que a mi, particularmente me asusta, pero que quizá suela perderse en el tumultuoso día a día de las ciudades, inusitadas como la corriente de aguas, que saltea las piedras sin percatarse de su existencia. Me gustaría empezar planteando un ejemplo de carácter personal, que ilustra perfectamente lo que me gustaría exponer en esta entrada. Yo, hasta hace bien poco (hoy todavía sigo siéndolo, a mi manera), me he considerado una persona bastante tímida e introvertida para muchas cuestiones, entre ellas, las cuestiones amorosas o sentimentales, y aunque no involucren al amor, siento timidez aún para expresar (bien sea con palabras o con hechos) sentimientos que me involucren de manera personal y directa. Siempre me he callado lo que siento, para empezar por cuest
Pensamientos para unos de poco valor e importancia, pero para otros de una calidad y una estima consustancial que permita escalar en su eterno proceso de aprendizaje.