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Mostrando las entradas de mayo, 2017

El criticismo, el conformismo, el felicismo y la inmadurez.

Recuerdo que cuando rondaba la adolescencia más temprana, mis allegados solían reprocharme mi egotismo y mis conductas altaneras y poco amistosas a los consejos, a las advertencias, a las críticas y a los reproches. Recuerdo también como me reprochaban el querer llevar la razón en todo, el no dar nunca el brazo a torcer y a no ceder ni en cuestiones elementales en las que, no solo mi interior sabía que iba a perder o que no llevaba razón, sino en las que yo mismo me autoengañaba para no sentirme inferior a quienes, con todo el afecto, el amor y el cariño del mundo, me intentaban conducir en algún asunto, a fin de hacer de mi ser futuro alguien capaz, responsable, sufrido y desarraigado.  En lo personal, ahora, que he descubierto por convicción interior y una serie de influencias bien allegadas, tanto en el plano familiar como en planos secundarios externos, que ese tipo de nociones son no solamente autodestructivas en lo personal, sino que perjudican seriamente las relaciones con

No, anoche no vi Eurovisión.

Dicen que el día de ayer, especialmente la noche, el apoteosis despertado en Kiev con la celebración del “ Festival de la canción de Eurovisión ” (así se llama oficialmente), fue tal que reunió, como viene siendo una tradición (impuesta desde arriba, claro está) en lo que la Constitución bautiza como España, a todas las familias, a todos los bandos políticos, a todos los colores de piel, creencias religiosas, y afines o no a la “diversidad” que tanto se esfuerzan en promocionar, a saber con qué intenciones.  Toda, o prácticamente toda la ciudadanía española anoche, en el horario comprendido entre las 22:30 y la 1 o 2 de la madrugada (ignoro la hora en la que cierra el festival), estaba frente al televisor vibrando con cada país participante, como si de una final de la eurocopa se tratase, y aclamando a voces uno, el suyo o el que sienten suyo, a pesar de que en su interior saben que el premio solo se lo dan a aquellos países que encajan con la ideología dominante en el contexto g

El peso de la modernidad (Y de sus mayorías).

Circula por el espectro de internet una muy famosa cita atribuida al disidente pacifista Mahatama Ghandi , considerada por un servidor de incalculable valor y portadora de una verdad trascendental que permite comprender lo que hoy vengo a exponer en esta bagatela:  “ Mucha gente, especialmente la ignorante, desea castigarte por decir la verdad, por ser correcto, por ser tú. Nunca te disculpes por ser correcto o por estar años por delante de tu tiempo. Si estás en lo cierto y lo sabes, que hable tu razón. Incluso si eres una minoría de uno solo, la verdad sigue siendo la verdad ” Sin entrar en juicios sobre su autor, tal y como dije antes, la frase en sí es consustancialmente importante para comprender un escenario y un panorama donde los viejos dogmas teocentristas han sido sustituidos por otros nuevos, más reforzados, aparentemente objetivos (o intersubjetivos) y que se revisten, precisamente de antidogmatismo, porque alegan ir en contra de todo planteamiento arcai

Las recompensas como negación de la madurez

Sé que el título de esta entrada, que publico hoy a toda prisa, con los exámenes vista y sin apenas aliento para pensar o atreverme a redescubrir nuevos conceptos, será un tanto atípico, y puede que en cierto punto cause resquemor, pero es una idea que llevo meditando desde hace bastante tiempo, basado, como no, en las experiencias personales o de conocidos, amigos y allegados. Para ver la afirmación o las pruebas rotundamente taxativas de la veracidad de esta hipótesis, basta con observar a nuestro alrededor, como se comporta la gente, especialmente como inducen a que ésta se comporte. Porque las recompensas, esto es, el darles incentivos a las personas para que hagan lo que se espera de ellos, o lo que debieran hacer por ellos mismos, o, en todo caso, lo que se les obliga a hacer, facilitan o hacen personas profundamente interesadas, ególatras y egocéntricas, dado que se rinden culto a sí, a su personalidad, y esperan que todo el resto de personas y situaciones gire en torno a su